miércoles, noviembre 22, 2006

Esperaban por respuesta y ...Echaron a golpes a miembros del SOEM


Desde la mañana del lunes 20 de noviembre , Salvador Pérez y sus allegados, miembros del Sindicato de Empleados Municipales, fueron citados por autoridades municipales para definir las cuestiones pendientes. Como no estaban quienes los habían convocado desplegaron sus banderas y se pusieron a esperar en el hall. A las 13:00hs, fueron literalmente “arrojados” fuera por una “patota”. Desmanes y roturas de vidrios.

Cerca de las 10:30 de la mañana el cronista atravesó la puerta de entrada en Costanera 8001 en Mar del Tuyú, y le llamó la atención un fluido diálogo entre el Asesor de Seguridad Gustavo Zosi y el líder del SOEM, Salvador Pérez. Al acercarse, escuchó lo siguiente: “nos llamaron para negociar el petitorio y no hay nadie, los vamos a esperar y por eso me obligaron a ponerte los carteles (ndr. En alusión a las pancartas que había en el hall), si me dicen que venga ¿por qué se niegan ahora?”…decía Pérez. Zosi por su parte les advertía, “bueno está bien pero no me compliquen y esperen tranquilos porque si los llamaron los van a atender”…

La interna gremial entre los municipales de La Costa estaba establecida, pero quedó claro a partir de la fecha que ahora lo es en términos violentos. Estos empleados municipales, que se fueron del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) liderado por Javier “Chicho” Cïcero y de la Asociación Trabajadores del Estado filial La Costa (ATE) representado por Juan Sarmiento, cansados –según sus dichos-, de no obtener respuestas que los satisfagan por parte de estos últimos, se nuclearon en un nuevo gremio denominado: Sindicato de Obreros y empleados Municipales (SOEM). Sus caras más visibles, son adherentes al Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD) que encabeza Raúl Castels, y que –entre otras protestas-, vienen realizando una huelga de hambre desde hace quince días en Mar de Ajó, la que pondrían fin –según aseguraban-, hasta que las autoridades municipales los reconozcan como Gremio y les den el aumento que piden.


En la mañana del lunes, esperaban se los atienda porque “queríamos firmar el petitorio donde dejamos acordado el aumento a $850,00 y la aceptación del Gremio. Nos citaron acá en el palacio municipal porque, nos aseguraron que íbamos a firmar el petitorio y además porque ellos dicen que los acuerdos hay que hacerlos en este lugar; nosotros queríamos que vengan a firmarlo a Mar de Ajó", respondía Salvador Pérez.
El grupo no superaba las diez personas, lo acompañaba el “negro Betún” tres jóvenes más y un par de mujeres con otras dos, en edad adolescente. Ellos pretendían quedarse dentro hasta que el Dr. Marcelo Bonavita y el Intendente De Jesús, los atendiera para llevar a cabo lo que –según ellos decían-, les habían prometido.
De pronto, desde la planta alta un nutrido grupo de muchachos, de gran porte y encabezados por el funcionario Jeremías Calderón, bajaron y literalmente los lanzaron hacia fuera. Los del SOEM hicieron fuerza, pero la superioridad numérica era notable. Una mujer, en la puerta de entrada y frente a un hombre de gran tamaño lo empujaba y le pedía que le devuelvan sus pertenencias. Al no escuchársela, la señora comenzó a empujar y a quejarse de que la golpeaban, enseguida otra que estaba detrás con un trozo de manguera le asestó un par de golpes que ni mella hicieron en la humanidad del “mastodonte”, aunque éste –ya encolerizado-, seguía pidiendo a Pérez que la calmara porque iba a terminar todo mal. Enseguida estallaron los vidrios de entrada, curiosamente de adentro hacia fuera.
La presencia policial estaba restringida a tan solo un agente. Luego de producido el estallido, los grandotes salieron y corrieron a los del SOEM hasta casi el límite con la playa, arrojaron y aplastaron sus bombos y estrujaron sus banderas y algunos enseres quedaron dentro sin que se los devolvieran.
Por entonces ya estaba la policía. El teniente Leonardo Fernández, a cargo de la Comisaría de Mar del Tuyú llegó con un grupo de hombres que se apostaron dentro de la municipalidad. Las denuncias comenzaron a cruzarse, pero Salvador Pérez y su gente pretendían hacer una imputación penal por las agresiones recibidas y Fernández les estaba tomando declaración in situ. Enseguida se vio la presencia del titular de la Departamental Capitán Mario Bucci que -handy en mano-, no paraba de dialogar mientras caminaba en círculos.
Desde las 15:00hs, el panorama era de una tensa calma. Algunos empleados y la policía quedaron de custodia sobre las escaleras y en la entrada. Los vidrios esparcidos en el piso y cubiertos de arena, como si fuera el saldo de una batalla campal. Los de la patota, descansaban en los sillones esperando nuevas órdenes. Los bombos y las pancartas, yacían abollados y desparramados por el césped de la entrada, ellos eran mudos testigos de la violencia que, ¿quién sabe si aun terminó?
Algunos analistas, decían por lo bajo que ”fue una trampa, ya que mientras esto ocurría en la Municipalidad, también procedían a levantarles el campamento Mar de Ajó, a la fuerza”. Las voces oficiales, recriminaban “la incoherencia de los manifestantes” en clara defensa a la actitud de los muchachos que procedieron a expulsarlos.
Mientras rodaba la batalla, entre los gritos se escuchó: “no se dejen engañar, nos están obligando a pelearnos pobres contra pobres”. Los de adentro pensaban lo contrario. Los de afuera, siguen esperando…

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