jueves, mayo 19, 2005

LA MUERTE HUELE IGUAL EN TODAS PARTES

La portada del diario local era más que elocuente. Dos fotos ocupaban casi todo el espacio del tabloide y atrapaban al caminante, que aun apurado, detenía su paso para informarse.
Murió acribillado a balazos mientras manejaba, junto a su secretario personal. Era diputado de un Estado al Oeste de México y muy popular en su distrito, con marcado discurso social y sindical.
Algunos lo quieren vincular a un ajuste de cuentas, otros a su cercanía a determinados círculos “nonc santos”. Otros ¡CALLAN!
El cronista está lejos de su lugar, de su nación, pero en la misma Latinoamérica en que siempre “el que está jodido se jode más y el que está bien se beneficia más”, tal como aseguraba una voz en el noticiario radial matutino.
En aquellos años setenta, cuando se pretendía que los ideales tuvieran el poder, César Isella y Armando Tejada Gómez, popularizaron a través de la canción: Todas las voces, todas, todas las manos, todas, toda la sangre puede ser canción en el viento. Canta conmigo, canta, hermano americano. Libera tu esperanza con un grito en la voz.

Sin embargo, parece que el propietario de la Gran Finca del mundo, ha encontrado de una manera temeraria y sigilosa, la forma de acallar esas voces, sin necesidad de apelar a sus misiles: arrojando sus deshechos al “patio trasero de su casa”, como gustan llamar a Latinoamérica toda.
Son esos deshechos los que contaminan y deseducan; los que corroen y desarraigan: los que envenenan y matan. Son los mismos que muestran y certifican que, LA MUERTE HUELE IGUAL EN TODAS PARTES, porque el principio del mal tiene siempre el mismo origen.

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