domingo, mayo 15, 2005

EL VALOR DE LAS PALABRAS

"Háblame en español", le solicitaba un niño mexicano a este cronista. Cuando le pedía a un grupo de ellos, en un espectáculo deportivo que se retiraran de un lugar pues estaban interfiriendo el paso. Para ello, apeló a términos de su coloquial cosecha como por ejemplo: "chicos córranse atrás de la cancha" cuando lo correcto para ellos, para SU español era: "niños(o morros), retírense detrás de la duela"....

Estos desatinos lingüísticos, permiten confirmar aquella regla tácita que muchos utilizan como muletilla cuando dicen que: no existen las malas palabras, sino las malas intenciones al utilizarlas.

Así, para continuar con estos dislates comunicacionales, habría que ver la risa de un compañero de tareas, cuando ante un problema suscitado con el trabajo diario, quien ahora escribe, muy suelto de cuerpo le dice a su interlocutora telefónica: “QUE MACANA, ya es muy tarde para solucionarlo”. El colega le sugirió luego a este cronista, que no utilizara más el argentinismo MACANA, pues en esas latitudes, su significado tiene que ver con connotaciones fálicas. Por contrasentido una amiga mexicana que juega Sóftbol, contaba que su entrenador le pedía por favor que no se quitara la cachucha para jugar, y al escuchar el oído argentino esa frase, no pudo más que hacer un esfuerzo por evitar sonreír cuando, pensando en el significado que se le da en las Pampas, no podría imaginar cómo haría una mujer para quitarse y ponerse durante el juego su órgano que la distingue.

Hablando de ello, el tan conocido dulce de leche, se comercializa y consume en México como dulce de cajeta y bien sabido es que, en gran parte del Río de la Plata (sobre todo en sus capitales y en la Provincia de Buenos Aires), ese es uno de los términos groseros con el que se conoce al sexo de la mujer, por lo que en toda la estadía, jamás persiguió el escriba, afán alguno por solicitar del mismo en ningún abarrote (advocación mexicana del Kiosco o MaxiKiosco).
Ni hablar de viajar en coche porque aquí se denomina carro y el colectivo no existe pues su equivalente es el Camión, que no finalizan su recorrido en la terminal de micros, sino en la Central de autobuses.

El dinero o la guita se convierten en lana y el cambio es la feria. El trabajo es la chamba y las mujeres o novias son las viejas. Los rubios son güeros y las morochas morenas, las tetas son chichas y las nalgas son pompis, y a toda comida le ponen Chiles picantes, pues de lo contrario no encuentran sentido a su alimentación.
Usted se preguntará
¿qué tiene que ver ésta última frase, con lo que se venía describiendo? Pues muy simple; cualquier argentino que llegue a México, si no toma precauciones a la hora de comer si es morocho, se convertirá en güero porque le arderán tanto las pompis , que saldrá corriendo a pedir una gaseosa y se morirá en el camino pues no entenderán que eso es el refresco, y si encima llega al baño y no hay papel higiénico, tendrá que vérselas en figurillas porque si no pide papel sanitario, estará de la fregada el cabrón (y ésto obviamente ya no necesita traducción).
La duda que se instala en la cabeza del que firma esta nota, es si las desavenencias y desencuentros que tenemos los latinoamericanos; esos esfuerzos casi vanos de San Martín, Bolívar, Ernesto Guevara, Juan Perón, Fidel Castro, Benito Juárez, Salvador Allende, José Martí, el SubComandante Marcos y hasta el hilarante Hugo Chávez, para intentar la UNIDAD LATINOAMERICANA, no comenzarán por aceptarnos y descubrirnos desde nuestras propias voces.
Es un ejercicio, que tan sólo los juglares y poetas han intentado, pero ya ven, con casi nada de suerte.

1 comentario:

Leandro Balducci dijo...

Simplemente Edgardo, quería utilizar este medio para mandarte un abrazo y saber que seguis enchufado con todo lo que sea comunicación. El blog esta bueno, vos tambien estas cursando el seminario?? Por las dudas te mando mi blog: www.fulltenis.blogspot.com.
Saludos.